Esta semana pasada nos encontramos con una mala noticia para las startups. Como he explicado varias veces, dentro de las líneas de financiación pública (alrededor de 6.000 millones en España y 8.000 millones en la UE para proyectos de innovación) sólo una parte muy pequeña (menos de un 1%) se dedica a startups en fases iniciales. Sin duda, fases en las que las empresas tienen más problemas a acceder a liquidez de cualquier tipo inversores, bancaria, etc. dado el riesgo que suponen las empresas en esas fases. Para mi ahí tiene sentido que haya un apoyo para poder transformar ideas en realidad.
Hoy en día sólo hay dos líneas en España enfocadas empresas en fases iniciales: Neotec (línea dependiente del CDTI) y Enisa.
Enisa no asume sólo el riesgo en los proyectos, sino que ayuda a traccionar inversión privada, y es el emprendedor el que asume su riesgo mediante alguna ampliación de capital.
Precisamente sobre Enisa, nos encontramos con que «El Consejo de Ministros ha autorizado al Ministerio de Industria, Energía y Turismo a suscribir una adenda al convenio existente con la Empresa Nacional de Innovación (ENISA) para desarrollar la Línea de préstamos participativos a proyectos promovidos por empresas de base tecnológica (Línea EBT)«.
En dicha agenda se explica que «se suscribe para dar cumplimiento al Acuerdo del Consejo de Ministros del 29 de abril de 2016 que declaró la no disponibilidad de créditos en los Presupuestos Generales del Estado de 2016 por importe de dos mil millones de euros, tiene por objeto fijar en 1,7 millones de euros el importe máximo que estará finalmente disponible para ENISA para desarrollar la línea, lo cual supone minorar en 18,6 millones de euros la cuantía inicialmente prevista, 20,4 millones de euros«.
Es decir que Enisa baja su presupuesto un 30%, sin duda malas noticias para los emprendedores en España.
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